SÁBADO, 4 DE ABRIL. VIGÉSIMO PRIMER DÍA. LA GUERRA DE LA MASA MADRE

FRANCISCO PÉREZ PUCHE, CRONISTA OFICIAL DE VALENCIA

Dice la radio que lo que se agota ahora en los supermercados es la levadura. Aburrida, la gente ha echado mano de recetas de internet y está dando la batalla de la panadería y la bollería. La Batalla de la Masa Madre.

Es como aquella vieja Madre de Todas las Batallas, pero menos cruenta. Solo que deja el suelo y los muebles de las cocinas cubiertos de harina y churretones de huevo. En muchas casas huele a chamusquina. Los niños protestan porque el pan que llega a la mesa “está negro”. Y los padres horneros se inventan mentiras truculentas sobre las propiedades de lo que acaba de salir del horno, pasado de horas y con una corteza que parece de carbón vegetal. “¿Tú has oído hablar del pan de centeno de Lituania, so bobo? Pues aquí lo tienes… lleno de vitaminas. Los niños esquivan la cara de asco y se guardan su ración bajo la camiseta; luego, sigilosamente, la dejarán en un armario, sepultada bajo las piezas del Lego. El heroico padre respira orgulloso: “Muy bien, te lo has comido todo… Así me gusta”.

Tengo un amigo que se hace el pan en casa desde hace años. Tiene huerto también. A Paco, todo esto del aislamiento y el autoconsumo le ha pillado más preparado que a los demás, pobres rémoras de la ciudad, esclavos del carrito. Mi amigo tiene recursos: conservas y frutos secos, harina y almendras, semillas, limoneros, gallinas y abono natural. Dueño de mil recetas de la Marina, Paco hacía compost antes de que se pusiera de moda. Y conocía el arte de hacer arroz con la más humilde compañía; unas pieles de bacalao y unos garbanzos dan con él mejores resultados que cualquier otro manjar. Pero ocurre que mientras los demás estamos huérfanos sin Consum o Mercadona, él sabe injertar y podar, conoce el calendario secreto de las alcachofas y cuándo se tienen que preparar los planteles de las tomateras.

La música de “Resistiré” le resulta familiar, porque su estilo de vida, por placer y por convicciones personales, era una suerte de resistencia contra el consumo sin motivo, contra el despilfarro de los bienes de la tierra. ¿Hacer pan? Eso es de párvulos para Paco. Poseedor de secretos que ahora le hacen más fuerte, Paco, estoy seguro, sabría hacer jabón si hiciera falta. No lo duden: él sabe dónde podría ir a buscar barrilla… si no le parara algún guardia con malas pulgas. Seguro que conoce dónde hay, en la Marina, un saladar donde crece la planta de la que hace doscientos años todo el mundo sacaba la sosa para hacerse el jabón en casa.

Grasa más sosa, igual a jabón más glicerina. Ya está. “Chupao”. Las bisabuelas, en el pueblo, hervían y removían una poción mágica de la que salía un estupendo jabón de “resistencia”. Paco, mi amigo, seguro que sabría si llegara el caso…

Por lo demás, nuestro barco, el MSC Eloane, entró ayer en el Mediterráneo por Port Said y poco después se puso a navegar a toda máquina con rumbo oeste. Ahora sí, declaró el puerto de destino: Algeciras. Tiene previsto llegar el jueves, día 9 de abril. Jueves Santo.

Fuente: https://fppuche.wordpress.com/