FRANCISCO PÉREZ PUCHE, CRONISTA OFICIAL DE VALENCIA
La imagen del Cristo crucificado llegó al Grao el 15 de agosto de 1411. Y en la parroquia de Santa María del Mar, junto al puerto, recuerdan todos los años el milagro de una imagen protectora de marineros y pescadores. El templo, que tiene en el exterior la primera fuente de agua potable que usaron los vecinos del Marítimo, está estos días especialmente dolido: no se pueden celebrar los actos de la Semana Santa Marinera, suspendida por la epidemia reinante.
Cerca, muy cerca, hay un buque de la Armada, el “Castilla”, que está haciendo tareas de aprovisionamiento de mercancías. Estos días va con frecuencia de Valencia a las islas, donde los militares están dando lo mejor que tienen, su organización y sus ganas de trabajar. Palma e Ibiza, La Savina y Mahón. Los puertos están activos y los buques rolón de línea no paran, no pueden parar ni de día ni de noche.
El vaivén de los barcos no se ha detenido, no puede hacerlo. Mercadona carga camiones todos los días. Todas las cadenas de suministro están activas para que nada falte: ni frutas, ni verduras, ni agua mineral ni el imprescindible papel higiénico… La naviera Armas, propietaria ahora de Trasmediterránea, informó esta semana de que ya ha movido más de 13,000 camiones entre la península y las islas, tanto las Baleares como las Canarias. Tampoco ha cesado el imprescindible trajín entre los puertos del sur y las ciudades de Ceuta y Melilla.
En Mahón, según estoy viendo, la Policía Portuaria le hizo una fiesta a un chavalín que vive en el puerto mismo y cumplía tres años. Los coches, dos o tres, fueron a llevarle una tarta con las sirenas en marcha y las luces prendidas; el pequeño no salía de su asombro. Nos olvidamos demasiado de las islas, de las Canarias y las Baleares; vivimos como si no hubiera gente más allá de la Malvarrosa, como si el problema propio no fuera problema de todos.
Pero hace falta que el “Castilla” de apoyo a los soldados que han ido o están establecidos en las islas. El sábado, con sus mascarillas, los miembros de una unidad básica de Zapadores y de Desinfección de Veterinaria Militar del Ejército de Tierra de la Comandancia General de Baleares empezaron a desinfectar a fondo el puerto de Ibiza. También trabajaron en el aeropuerto y en la residencia de mayores de Cas Serres. En La Savina, el puerto de Formentera, hubo desembarco también: se dio un buen repaso preventivo a todas las instalaciones de la estación marítima, las dos zonas de embarque y los muelles de pasajeros. Lejía y agua, como en los viejos tiempos, obran milagros en todas partes. Aplicadores de vapor y sprays, higienizan todos los rincones. El jefe de la unidad llegada a la isla, Xisco Garcia Fluxà, explicó que la desinfección se iba a aplicar “en zonas susceptibles de estar afectadas por coronavirus”.
La imaginería clásica pinta a Jesús entrando en Nazaret a lomos de un borriquillo. Jesús fue recibido como un salvador: las palmas, y los ramos de olivo, son viejos símbolos de bienvenida y paz. La Semana Santa católica se inicia con rituales cargados de metáforas que se traducen en convicciones y gestos: muchos guardamos todo el año la palma, o el ramito de olivo, bien en el balcón o en la entrada de la casa, como señal de reconciliación y buena ventura.
Todo pasará. En la red me encuentro que una muchacha, Sonia López, ha colgado una foto del puerto de La Savina, en Formentera, con un arco iris colosal; para ella, para millones, es el mejor augurio de que la tormenta va a pasar.
Fuente: https://fppuche.wordpress.com/