FRANCISCO PÉREZ PUCHE, CRONISTA OFICIAL DE VALENCIA
Había morbo, largamente cocinado, en torno al regreso de Zubin Mehta al Palau de Les Arts. Ya saben, cosas antiguas: cuando detuvieron a Helga Schmidt en el curso de una operación con helicóptero y todo, cuando la acusaron de mil cosas y la procesaron, el que había sido director de la Orquesta de Les Arts dijo que por Valencia no volvía en tanto que las instituciones no trataran con la debida honorabilidad a la que había sido intendente del coliseo musical. Ahora, fallecida la interesada tras larga pena, y declarada inocente además por el tribunal que juzgó el asunto, había un legítimo morbo en el regreso de Mehta a un auditorio valenciano.
Lo había contratado el Palau de la Música, no el de Les Arts, donde brilló durante tantas noches de gloria. Pero el destino ha metido en esta historia otro elemento perverso –los problemas de mantenimiento del Palau de la Música– y he aquí que el maestro, por carambola, tenía que volver al auditorio de doña Helga al frente de la Filarmónica de Viena, nada menos.
Pero que si quieres: el coronavirus ha terciado en esta historia de amor y desamor, de afectos contrariados, amores musicales y problemas judiciales entre Valencia y Zubin Mehta. Una relación muy antigua, legendaria, que se inició temprano, antes de que existiera el Palau de la Música: en el teatro Principal en el año 1986, con el Maggio Musicale Fiorentino o incluso antes, en Lliria, donde la Ciudad de la Música se dio el placer de escucharle en una velada memorable.
Historias antiguas, rencores que ahora parecen no tener ya encaje. Mehta, en su refugio vienés, espera y espera. El gobierno austriaco ha cancelado hasta junio toda la actividad musical del País de la Música y la página web de la Filarmónica informa que la serie de conciertos de Daniel Barenboim prevista para mayo ha sido también cancelada. La turné que la Orquesta iba a celebrar ahora –el sábado en Barcelona, el domingo en Valencia, y hoy lunes en Madrid– no ha existido y los músicos están en su casa, haciendo cosas por las redes, confinados, aburridos y a la espera. Otra vez será, hermanos…
Mientras tanto, el Palau de la Música sigue cerrado y vacío de actividad musical. Se ha decidido qué proyecto de rehabilitación se va a aplicar y falta concluir el concurso de las obras. El pasado viernes, cuando se cumplían 33 años de su inauguración, parecía un trasatlántico varado a orillas del jardín del Turia.
Fuente: https://fppuche.wordpress.com/