Arxiu diari: 6 d'abril de 2020

LA HISTORIA SE DESTAPA EN VILLAR

AMPARO SORIA

Se cerró en 1939, pero en 2020 será el año en que vuelva a entrar la luz en uno de los refugios antiaéreos de Villar del Arzobispo. En concreto, el de la calle Las Solanas, cuyo proyecto de limpieza y acondicionamiento comenzó en enero y debía estar terminado en abril. Ahora, además de algunos trámites administrativos, queda la parte de consolidación, por lo que cuando todo vuelva a la normalidad, habrá un mes de trabajo por delante, según los cálculos de la arqueóloga Ana Sabater antes de poder ser abierto al público.

Sabater cree que el refugio debió ser construido en 1937, cuando se produjo una reunión en los cines La Paz de Villar del Arzobispo donde se decidió comenzar a ejecutar estas obras. En tota, hay 20 refugios en la localidad serrana, aunque solo se conocían 13, hasta que el CRONISTA OFICIAL DE LA VILLA, CÉSAR SALVO, descubrió 7 más. «NO se sabe por qué no estaban localizados, supongo que porque cuando termina la guerra, la gente solo quiere olvidar y empezar de nuevo», sostiene la arqueóloga.

La veintena de refugios supone una gran apuesta por parte de la localidad. Villar era un área estratégica por ser la retaguardia del frente de Teruel y por ello disponía de un hospital de campaña, una escuela de aviación, un polvorín, y un aeródromo repartidos por el término municipal. «El casco urbano nunca fue bombardeado, pero sí los exteriores», señala.

La cultura minera que existe en Villar del Arzobispo dio a los vecinos y vecinas ventaja. Siempre han tenido minas, por lo que hacer refugios era «relativamente» fácil. El de la calle Las Solanas, de hecho, no está construido, sino excavado en la tierra bajo un antiguo cementerio, aprovechando el desnivel de la calle y sin necesidad de cavar hacia abajo. Muestra del trabajo manual que se llevó a cabo con los piquetes son las marcas de los golpes en la pared.

La arqueóloga ha sido la responsable de acometer la excavación y limpieza inicial del espacio, donde se retiró todo el material que se había utilizado para sellar las dos puertas que dan acceso a la calle Solanas. En la entrada norte el acceso se produce con escalones, mientras que en la sur se solucionó con una rampa, todo excavado en la tierra. Entre las dos entradas discurre una galería con bancos para que las personas pudieran sentarse durante la espera: en total, cerca de 60. «Hay dos hornacinas que rompen la línea recta para atenuar la onda expansiva en caso de explosión», señala Sabater.

En este trabajo le acompañó el arqueólogo Juan José Ruiz, quien encontró un casco casi entero tipo Adrián, un modelo de acero francés utilizado en la I Guerra Mundial, reutilizado en la Guerra Civil y vuelto a ver en la II Guerra Mundial «La prisa era tanto que se compraban cascos de segunda mano», señala.

No solo se encontró un casco: según Sabater, también aparecieron restos de huesos humanos al retirar las tierras de la entrada, pero poco o nada tienen que ver con la guerra: «Debieron utilizar tierras del cementerio de arriba o de la necrópolis visigoda que se encontró justo enfrente de la puerta» sostiene la arqueóloga.

Fuente: https://www.levante-emv.com

LUNES, 6 DE ABRIL. VIGÉSIMO TERCER DIA. CECILIA BARTOLI, OTRA VEZ SERÁ…

FRANCISCO PÉREZ PUCHE, CRONISTA OFICIAL DE VALENCIA

Ahora que me acuerdo, ayer, domingo, teníamos entradas para un concierto de Cecilia Bartoli, en el Palau de las Arts. Nos las regaló mi hija por Reyes, un detalle de afecto y buen gusto que se ha quedado en el varadero, como tantos otros planes, ilusiones y proyectos en medio de este drama conmovedor.

¿Qué más da? Solo era un concierto. Devolverán el dinero… Parece el discurso más sensato: resignarse y aceptar la realidad. Pero no es ese, el del conformismo pasivo, el camino más correcto. Si cancelamos algo, que sea de forma momentánea, sin perder la esperanza de que lo vamos a poder recuperar después de la cuarentena. Si estamos dejando atrás todo el andamiaje previsto para la Semana Santa –el viaje que proyectábamos, la reunión familiar, la escapada a la caseta– que no sea para olvidarlo sino para recuperarlo. Que no sean estos días una cadena malhumorada de cancelaciones. O de fracasos de los que hay que culpar a alguien, como suele pasar.

Me pongo de psicólogo aficionado y de vía estrecha, lo sé. Pero es lo que sale al hilo de estas frustraciones, por otra parte ridículamente pequeñas comparadas con el desastre mundial. Aunque, una pregunta: ¿Dónde estará refugiada Cecilia Bartoli estos días? No es fácil saberlo aunque lo más probable es que esté confinada, la pobre, en un apartamento de Montecarlo: si en noviembre del año pasado la nombraron directora de la Ópera de la capital del principado, es probable que tenga allí un pisito con piano de cola e incluso una cuenta corriente, cosa normal.

Su página oficial, bajo el logotipo de Rolex, su patrocinador, informa de que “debido a las normas en torno al COVID-19 mis actuaciones previstas han sido canceladas o pospuestas. Por favor consulte las webs de los promotores. Espero verles pronto de nuevo!. Mientras tanto sigan sanos y cuiden de sí mismos!”

Donde consulto luego, una página que vende entradas para las mejores salas de ópera del mundo, sale una advertencia cariñosa “sobre estos días de desconcierto universal” y la información de que la mezzosoprano, por ahora, tiene previsto actuar el 25 de abril en el teatro Príncipe Regente de Munich (entradas a 146 euros agotadas) y el 27 el Viena, en el Music Verein, con todo el aforo vendido ya… La primera reflexión es que por ahí fuera cuesta el doble escucharla que en Valencia, algo que habitualmente olvidamos. Pero la segunda, y más potente, es que el mundo sigue, que hay más días que longanizas y que en alguna parte habrá ocasión de oír de nueva a la diva. Para empezar, en Valencia mismo, cuando los programas ahora descalabrados se puedan reconstruir.

Eso, y la Semana Santa, las Fallas, les Fogueres, la playa, el viaje, aquella excursión… El futuro se presenta agotador.

Fuente: https://fppuche.wordpress.com/