FRANCISCO PÉREZ PUCHE, CRONISTA OFICIAL DE VALENCIA
Dice la radio que lo que se agota ahora en los supermercados
es la levadura. Aburrida, la gente ha echado mano de recetas de internet y está
dando la batalla de la panadería y la bollería. La Batalla de la Masa Madre.
Es como aquella vieja Madre de Todas las Batallas, pero
menos cruenta. Solo que deja el suelo y los muebles de las cocinas cubiertos de
harina y churretones de huevo. En muchas casas huele a chamusquina. Los niños
protestan porque el pan que llega a la mesa “está negro”. Y los padres horneros
se inventan mentiras truculentas sobre las propiedades de lo que acaba de salir
del horno, pasado de horas y con una corteza que parece de carbón vegetal. “¿Tú
has oído hablar del pan de centeno de Lituania, so bobo? Pues aquí lo tienes…
lleno de vitaminas. Los niños esquivan la cara de asco y se guardan su ración
bajo la camiseta; luego, sigilosamente, la dejarán en un armario, sepultada bajo
las piezas del Lego. El heroico padre respira orgulloso: “Muy bien, te lo has
comido todo… Así me gusta”.
Tengo un amigo que se hace el pan en casa desde hace años.
Tiene huerto también. A Paco, todo esto del aislamiento y el autoconsumo le ha
pillado más preparado que a los demás, pobres rémoras de la ciudad, esclavos
del carrito. Mi amigo tiene recursos: conservas y frutos secos, harina y
almendras, semillas, limoneros, gallinas y abono natural. Dueño de mil recetas
de la Marina, Paco hacía compost antes de que se pusiera de moda. Y conocía el
arte de hacer arroz con la más humilde compañía; unas pieles de bacalao y unos
garbanzos dan con él mejores resultados que cualquier otro manjar. Pero ocurre
que mientras los demás estamos huérfanos sin Consum o Mercadona, él sabe
injertar y podar, conoce el calendario secreto de las alcachofas y cuándo se
tienen que preparar los planteles de las tomateras.
La música de “Resistiré” le resulta familiar, porque su
estilo de vida, por placer y por convicciones personales, era una suerte de
resistencia contra el consumo sin motivo, contra el despilfarro de los bienes
de la tierra. ¿Hacer pan? Eso es de párvulos para Paco. Poseedor de secretos
que ahora le hacen más fuerte, Paco, estoy seguro, sabría hacer jabón si hiciera
falta. No lo duden: él sabe dónde podría ir a buscar barrilla… si no le parara
algún guardia con malas pulgas. Seguro que conoce dónde hay, en la Marina, un
saladar donde crece la planta de la que hace doscientos años todo el mundo
sacaba la sosa para hacerse el jabón en casa.
Grasa más sosa, igual a jabón más glicerina. Ya está.
“Chupao”. Las bisabuelas, en el pueblo, hervían y removían una poción mágica de
la que salía un estupendo jabón de “resistencia”. Paco, mi amigo, seguro que
sabría si llegara el caso…
Por lo demás, nuestro barco, el MSC Eloane, entró ayer en el
Mediterráneo por Port Said y poco después se puso a navegar a toda máquina con
rumbo oeste. Ahora sí, declaró el puerto de destino: Algeciras. Tiene previsto
llegar el jueves, día 9 de abril. Jueves Santo.
Fuente: https://fppuche.wordpress.com/