DOMINGO, 29 DE MARZO. DECIMOQUINTO DÍA. TERCER DOMINGO

Francisco Perez Puche. Foto de Juan J. Monzó

FRANCISCO PÉREZ PUCHE, CRONISTA OFICIAL DE VALENCIA

Calma chicha.  Tercer domingo de encierro. Sin poder salir demasiado. Sin poder hacer unos kilómetros e ir a ver, antes de que vuelva el frío, cómo andan las habas, qué pasa en la guerra entre las lechugas y los pájaros, y cómo el riego está cumpliendo con su obligación y llega a todos los rincones previstos. ¿Habrán prendido los rosales? Echo en falta tocar los brotes verdes de la higuera y me intriga ver si en aquellos troncos desnudos que quedaron tras la poda se está cumpliendo la ley del esfuerzo que hace que aparezcan yemas diminutas que en pocos días se transforman en hojas.

Hay quien tiene la suerte de vivir con el huerto junto a la casa habitual. Hay quien tiene, encima, la suerte de tener en casa a un nieto y enseñarle el milagro de las alcachofas y las habas. Dedicar la mañana de un domingo al huerto, observar el renuevo primaveral, la acometida de unas plantas que cumplen con el calendario… eso es cualquier cosa menos un confinamiento.

Ayer por la tarde, el presidente del Gobierno anunció la suspensión del trabajo “no esencial” hasta el 9 de abril. Los periodistas se apresuraron a preguntarle por la raya divisoria entre lo esencial y lo no esencial y llegaron enseguida a la respuesta que querían: la prensa, los medios de comunicación, son esenciales. El periodismo es necesario, más que nunca, para que no falte información.

Se persigue, sobre todo, parar la construcción durante un par de semanas. Se pretende, sobre todas las cosas, evitar que durante ese periodo de vacaciones que en Madrid y en otras regiones comienza el 3 de abril, el viernes de Dolores, no se produzca el éxodo de costumbre. Se intenta conseguir que la mayor parte de la población siga en casa hasta al menos el domingo de Pascua, 12 de abril. Es un mazazo brutal a la economía, es una verdadera tragedia; pero tiempo habrá de recuperar lo que se pueda. Los trabajadores obligados ahora a quedarse en casa lo que harán es recuperar horas a lo largo del año; o comerse las vacaciones de verano, algo que la mayoría va asumiendo poco a poco, mientras asimila la realidad.

Mientras tanto, crece el malhumor. La crítica popular al gobierno es ya una bilis que se extiende, con fundamento desde luego, pero sin sentido práctico alguno en medio de unas cifras de epidemia que todavía no se doblegan como se espera. Será en abril, en los primeros días, nos dicen. Y en eso estamos, esperando…

Mientras tanto, la gente observa. Y compara cifras universales. Estados Unidos, China, Alemania, Italia y Francia, Corea del Sur… ¿Dónde estaban más preparados? ¿Dónde hay más disciplina, más rigor, más ciencia disponible, más previsión? El debate va a hacerse eterno. Y esta Europa, evidentemente dividida, no da muestras de ser la tabla de salvación que se necesita en casos así.

Fuente: https://fppuche.wordpress.com/