GABRIEL SEGURA, CRONISTA OFICIAL DE ELDA
Larga es la discusión científica sobre la datación cronológica de los restos del acueducto de la rambla de Puça, mal llamado en algunos escritos como de San Rafael. Obra hidráulica que permitió, al menos desde el siglo XV, la llegada de “agua buena” a las fuentes de la villa de Elda desde el paraje de la Noguera, actual partida de Santa Bárbara, en el término municipal de Petrer.
Su característica fisonomía de arcos ojivales ha conducido a algunos autores a afirmar su cronología gótica en los siglos XIV o XV. Sin embargo la aportación documental de autores como T. Pérez Medina, S. Asins Velis o F. Matallana Hervás permitió documentar sucesivas reformas del acueducto a lo largo de los siglos XVI (1583), XVII (1616-1622 y 1662) y XVIII (1783), siempre vinculado al abastecimiento de “agua buena” a la villa de Elda, y por tanto obras sufragadas por el “consell de la vila d’Elda”.
Pero será la obra iniciada tal día como hoy pero, un lunes 24 de marzo, de hace 237 años, a expensas de Francisco Sempere y Amat, vecino de Elda, familiar del Santo Oficio y alguacil mayor del tribunal de Murcia, quién a cambio de que el ayuntamiento le permitiese derivar una hijuela del agua buena de la Noguera a su domicilio particular en la calle del Mesón, se comprometió a abonar el coste de su construcción. Obras ejecutadas en un plazo record de tres meses, pues fueron iniciadas un 24 de marzo del referido año y finalizadas el 25 de junio del mismo año de 1783. Obras que fueron inspeccionadas por Antonio Gregorio, maestro alarife, y Benito Bolarín, arquitecto, como personal técnico designado por el ayuntamiento de la villa de Elda.
Reforma realizada sobre una obra anterior preexistente a la que se añadió una arquería apuntada. Solución que aparentemente, y por su tipología gótica, podría ser considerada como arcaizante o retardataria, pero que sin embargo adquiere razón de ser si tenemos en cuenta que el arco apuntado posee un empuje lateral menor que el arco de medio punto, necesitando por tanto un estribo de menor grosor. Tipología de arco que, por tanto, podía adaptarse mejor a los restos de los pilares preexistentes, permitiendo una mayor estabilidad y solidez estructural.
Por tanto, el acueducto sobre la rambla de Puça, tal cual hoy lo contemplamos, es el resultado de un proceso histórico de acumulación de diversas obras fechadas en 1662 (pilares) y 1783 (arcos y acequia superior). Acueducto que permaneció incólume hasta un momento de finales del siglo XIX, cuando las DANAS o gotas de frías de septiembre de 1884, enero de 1898 o marzo de 1899 acabaron con la mitad del mismo.
Fuente: https://www.valledeelda.com