FRANCISCO PÉREZ PUCHE, CRONISTA OFICIAL DE VALENCIA
¿Quién consigue hoy en día la unanimidad de todos los grupos políticos de una corporación? Pocos, muy pocos lo hacen. Sin embargo, el sábado pasado yo la encontré en Benissa, una deliciosa población de la Marina, donde todos los partidos subieron al escenario y firmaron un documento junto al alcalde. Claro que se trataba de algo excepcional: recibir la donación de todos las investigaciones y trabajos que, con ánimo divulgador, ha hecho JOAN JOSEP CARDONA IVARS, EL CRONISTA LOCAL, a lo largo de los últimos cincuenta años.
Se dice pronto, medio siglo. Desde 1970, el cambio de cualquier pueblo de España ha sido radical. Unos han mejorado a ojos vista, han renacido; otros simplemente están vacíos, abandonados y en la ruina. Benissa es de los primeros y eso se debe, en buena medida, a Cardona, que ha trabajado con todas las corporaciones de buena voluntad para recuperar la música y levantar un auditorio, estudiar este lavadero y comprar aquella casona, poner nombre antiguo a una calle o hacer que la Universidad de Alicante tenga sede veraniega en la Villa. Paciencia y amor al pueblo, flexibilidad y cortesía. Para recuperar, sobre todo, la memoria de unas gentes que dejaron la pasa por el hotel y aprendieron a sonreír al tiempo que mostraban a los extranjeros lo que tenían — autenticidad y tradición– con un sentimiento de lo colectivo que en la Marina es emblema y en otras muchas comarcas y capitales nos falta.
Dieciséis cajas custodian un legado documental de excepción que desde ahora se podrá consultar en el Archivo municipal. Cardona, desde su sencillez, las ha ofrecido a su pueblo rodeado del afecto de la familia, la corporación municipal y los cronistas valencianos, que acudieron a la fiesta del sábado.
– Aquí estaba la puerta de la muralla y aquí un pequeño hospital; aquí estaba la casa del Velluter y aquí la lonja donde se compraba la seda…
Cardona lo sabe todo, lo reconstruye todo desde su prodigiosa capacidad para estirar la hebra de los papeles viejos. Y va desgranando anécdotas de humor británico enfundadas en un traje de ceremonia. El suyo es el mismo irónico discurso que se puede encontrar en más de mil artículos publicados en el sagrado ‘Canfalí’; y el que cada año destila una publicación que él creó a imagen y semejanza de las doctas guías del cielo para campesinos ilustrados. «El Calendari dels Brillants» es el diapasón de las estaciones, el reloj del clima, de la siembra y la siega, de la lluvia y el viento. Un tesoro que solo un «home brillant» podía regalar a su tierra.
Fuente: https://www.lasprovincias.es