ANTONIO GASCÓ, CRONISTA OFICIAL DE CASTELLÓ
El pasado domingo, al llegar al Auditorio de Castelló, me encontré frente a la amplia cancela, con mi buen amigo Salvador Pavía y su esposa. Tras el acostumbrado y afectuoso saludo, nos pusimos a hablar de música (era obvio) y en particular del número de afiliados de la Sociedad Filarmónica de la que el que fuera inolvidable director de la Caja Rural Provincial, es un pilar básico en su junta de gobierno. Salvador comentaba que no ha decrecido la cifra de asociados, aparte de por la calidad de los conciertos programados, por la iniciativa del autobús para asistir a las óperas y conciertos del valenciano Palau de les Arts, con el que hay establecida una estupenda relación como se demuestra en las frecuentes visitas de su orquesta titular a Castelló.
Valga el paréntesis de que la audición del domingo al que hago referencia, fue excepcional por parte de la agrupación sinfónica y la batuta del valenciano Gustavo Gimeno. Y dicho esto continuamos con el comentario. La sociedad Filarmónica informa a sus asociados de los acontecimientos musicales a los que se puede asistir en la temporada en el coliseo de Calatrava, a fin de que reserven la plaza para aquellos que sean más de su preferencia. Completadas las listas de asistencia –que muchas veces sobrepasan la capacidad del transporte– el mecanismo subsiguiente es tan sencillo como subir al autobús, bajar ante el Palau, disfrutar de la representación y volver. No cabe mayor comodidad y además, los precios no pueden ser más atractivos.
Excelente idea. La Sociedad Filarmónica sigue muy viva con sus casi 100 años.