ANTONIO GASCÓ, CRONISTA OFICIAL DE CASTELLÓ
La semana pasada recordé un capítulo de un libro de mi buen amigo David López, dedicado a las perseidas y hete aquí que como soy un romántico novelero, la madrugada del viernes al sábado me metí en mi utilitario, buscando el espacio agrario más ajeno a la contaminación luminosa urbanita y a fe que lo encontré. No es que avistara una lluvia de estrellas de proyección del Planetario, pero cuanto menos pude percibir algunas que satisficieron mi anhelo.
TODO EL MUNDO sabe de estas luminarias volantes que se suelen ver en el periodo canicular (por eso se las llama Lágrimas de San Lorenzo) y a las que mitos de religiones varias veces milenarias, otorgan poderes milagrosos capaces de satisfacer deseos, en una delirante metonimia de astros por ángeles del prodigio.
Científicamente, son consecuencia de las partículas que pierde el cometa 109/P Switf-Tuttle, cuya órbita cruza nuestro planeta en estas fechas, por lo que tendremos muchas ocasiones de contemplar esta lluvia de perseidas; pero más en particular, por lo que hace a la geografía castellonense, la noche del 12 al 13 de agosto a partir de las 23.00 horas. Si nos acomodamos tumbados en una hamaca y dirigimos la mirada hacia el NE, esto es hacia la constelación de Perseo, obviamente, podremos percibir, según dicen los astrónomos, hasta 100 estrellas viajeras por hora.
ES EL MEJOR espectáculo del estío para mentes imaginativas y si además los astros vienen con antojos de favorecer, pues ni les cuento.