Arxiu diari: 31 de març de 2019

SEGORBE PROGRAMA UNA MACRO EXPOSICIÓN EN EL CENTRO CULTURAL

CHELO TORREJÓN – FOTO: JOSÉ PLASENCIA

El Centro Cultural Olga Raro de Segorbe abrirá sus puertas cargado de arte el próximo sábado,  concretamente del generado por las setenta y cinco ediciones del Concurso Internacional de Arte José Camarón, del que este año el Ayuntamiento conmemora la efeméride.

Para ello se ha preparado un macro exposición con más de un centenar de cuadros y esculturas, para cuya inauguración ya se han cursando las invitaciones oficiales y solicitado confirmación de asistencia antes del día tres de abril.

La inauguración de la muestra tendrá lugar el próximo sábado, día seis, a las siete de la tarde y correrá a cargo del alcalde, Rafael Magdalena, y del presidente de la Diputación Provincial, Javier Moliner.

Las dos instituciones, que anualmente financian junto a la Fundación Bancaja los premios concedidos en el certamen, se han unido para editar una interesante guía con las obras premiadas por ambas en este concurso decano de los celebrados en la Comunitat Valenciana.

El catalogo de obras y las originales invitaciones para la inauguración  han sido creados por la joven diseñadora gráfica, Begoña Sebastián Escolano, mientras que el historiador, FRANCISCO JOSÉ GUERRERO (CRONISTA DE JÉRICA), se ha encargado de comisariar la exposición y la Asociación Fotográfica de Segorbe de hacer las fotografías de los premios segorbinos.

La exposición estará formada por más de un centenar de cuadros y esculturas restaurados previamente para la ocasión, la mayoría de ellos procedentes de los fondos locales y unos pocos de los de la Diputación.

La exposición se ubicará en las salas del Centro Cultural, donde la concejal de cultura, Tere Mateo,  asegura que permanecerá durante “el máximo tiempo que sea posible”, estando previsto que la muestra permanezca abierta “como mínimo hasta la próxima exposición de pintura que se hace en fiestas. Esas son las limitaciones más inmediatas que tenemos”, según explicó a InfoPalancia.

Además Mateo pretende hacer “una exposición semipermanente en el Centro Cultural con las obras restauradas para hacer una especie de Museo de Arte Contemporáneo. Algunas regresaran a los sitios en los que estaban colgadas y con otras hacer una muestra en la que las obras vayan rodando porque por cuestiones de espacio no caben todas”.

Fuente: https://www.infopalancia.com

EL TREN ATROPELLA A UN VIATGERA DE 17 ANYS A GILET

La comarca va plorar les morts del metge Donday i el notari Martín

El tren atropella a un viatgera de 17 anys a Gilet fotògraf Lladó

LLUÍS MESA I REIG, CRONISTA OFICIAL D’ESTIVELLA

El mes de març va estar carregat de conflictes. A les ciutats va haver molta inseguretat i destacades vagues. El capità general Carlos Palanca Cañas, nomenat eixe mes, va haver de frenar els avalots i incidents en la capital i en diverses poblacions com ara Sagunt. A més, la població es va mobilitzar al voltant del festeig de les falles de Sant Josep. Encara que no era una tradició consolidada en el Camp de Morvedre, molta gent va anar cap a la capital en tren per a vore les 23 falles que s’hi plantaren.

L’esdeveniment tràgic de la comarca es va produir a principis de mes a Gilet. Una viatgera de 17 anys va ser atropellada. El seu nom era Carmen Tapia Montserrat. En abaixar del vagó, va tindre la mala sort de ser atropellada pel tren. Les cames se li quedaren destrossades. Com deia el redactor de Las Províncias el 4 de març: «en gravísimo estado fue trasladada al Hospital Provincial de Valencia».

En eixos dies, a Sagunt, va haver un destacat soterrar. Va faltar el notari Antonio Martín Navarro. Feia poc de temps havia mort el seu fill. Sembla que este fet va agreujar la malaltia que patia i va acabar amb la seua vida. El redactor de Las Províncias el 5 de març escrivia que «era un notario muy inteligente y reputado, que desde hace muchos años ejercía la fe pública en Sagunto, donde era querido de todos y la noticia de su fallecimiento producirá gran duelo entre sus numerosos amigos».

També va haver un funeral a les Valls el 7 de març. El prestigiós cirurgià de l’Hospital de València, José Donday, va ser soterrat allí, com escrivia el corresponsal del Diario de Valencia el 8 de març. L’ofici va estar oficiat pel rector de Favareta i amic Eduardo Estivaliz Pérez. La missa de Calahorra fou cantada pels cantants de les Valls. Van presidir el dol els seus amics el metge de Faura José Estibalis i el de Quartell Gonzalo Estivalis. A més hi va estar el regidor de Benifairó de les Valls Pablo Baeza Boseli. Sembla que era un personatge molt estimat perquè, com va escriure el corresponsal, «la memoria de Donday perdurará largos años entre nosotros, cuando su ministerio lo trasladaba a los Valles, no había casino ni tertulia en que no sonara el nombre de: “Donday está en los Valles” Donday era un santo entendido en cirugía».

Una altra notícia relacionada amb la medicina, encara que de carácter més social, fou la reunió i el dinar que realitzaren els metges de la Junta del Districte de Sagunt el 15 de març en els salons del Café Gran Sorolla de la ciutat de València. Després de la Junta, pogueren tastar una extraordinària paella. El redactor del Diario de Valencia contava el 16 de març que «los comensales quedaron tan satisfechos de la buena condimentación que llamaron al dueño, el popular Juanito Rodríguez, para darle las gracias, prometiendo que en los sucesivo los actos de esta índole serán celebrados en tan simpático establecimiento».

Detenció d’un regidor d’Albalat

L’esdeveniment polític va estar relacionat amb el desmentiment de la detenció del regidor d’Albalat dels Tarongers Francisco Jacobo Bonet. En el mes de febrer havia estat publicada la notícia en diversos periòdics. El diari madrileny El Figaro va escriure el 26 de febrer que la Guàrdia Civil d’Estivella havia detingut el regidor Jacobo Bonell per tallar i furtar arbres. El 5 de març el diari Las Províncias desmentia el fet i corregia el seu nom perquè, segons el redactor, «ni robo, ni ha sido detenido dicho señor, y para que no sufra menoscabo su buen nombre, lo hacemos contar así».

En les següents setmanes les vagues i les actuacions dels obrers foren notícia. Però eixe i uns altres esdeveniments formaran part del següent De Cent en Cent.

Fuente: https://www.levante-emv.com

TORREVIEJA TIEMBLA

FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA

A las cinco y cuarto de la tarde del pasado domingo, Torrevieja se vio sacudida por un terremoto de magnitud 4,2, volviéndose a repetir, con una intensidad de 3,1, el jueves a las ocho y treinta y seis minutos de la tarde, según datos del Instituto Sismológico. Tuvieron su epicentro en el mar, frente a Torrevieja. Buena parte de los vecinos se sobresaltaron al notar que la tierra temblaba bajo sus pies; aunque no causaron víctimas ni daños materiales. Torrevieja se encuentra ubicada en una de las áreas con mayor actividad sísmica de todo el territorio peninsular y los temblores de escasa magnitud son frecuentes, aunque no suelen pasar de los tres grados. Terremotos como este hacen inevitable echar la vista atrás y recordar que, al igual que otros municipios de la comarca, Torrevieja fue destruida por un temblor de tierra de 6,6 grados, el 21 de marzo de 1829, causando 389 víctimas mortales en la comarca. De ellas, 32 fallecieron en Torrevieja. Se derrumbaron 534 casas y el pueblo tuvo que ser reconstruido en su totalidad. Otro fuerte seísmo, aunque poco conocida su historia, se hizo sentir el domingo 3 de febrero de 1867 a las ocho y veinte de la noche, siendo de 5 grados su intensidad, según el ingeniero y geógrafo Alfonso Rey Pastor. Ese primer movimiento se sintió en la villa salinera del lado noroeste al suroeste, siendo su duración de unos 20 a 25 segundos, estando acompañado de un ruido estrepitoso.

En el mar también se dejó sentir este fenómeno y, según la relación del capitán y tripulación de la fragata noruega «Scandia», que se dirigía a la rada de Torrevieja a tomar un cargamento de sal, fue tal el estremecimiento del buque que se creyó que se había deshecho por completo el casco.

Sucedió cuando la mayor parte de las familias estaban preparándose para asistir al baile de máscaras que había de darse en el salón del Ayuntamiento, notándose la primera oscilación con gran fuerza, difundiéndose el pánico y abandonado las gentes sus viviendas que amenazaban hundirse, huyendo precipitadamente a las calles por puertas y ventanas, invocando a gritos el amparo de la Purísima Concepción y llamando con dolorosos lamentos a los familiares que no estuvieran presentes. Las personas que se hallaban lejos de sus casas corrían azoradas a salvar a sus parientes, derramando lágrimas, creyendo que había llegado su última hora. Los síncopes y ataques nerviosos hicieron mayor la consternación; el pueblo entero estaba aturdido, llorando a grandes gritos por las calles.

En tan angustioso estado, la primera autoridad municipal recorrió las calles en unión de algunos regidores y vecinos, dando ánimo e infundiendo tranquilidad, no siendo posible recobrarla porque la triste memoria reciente del 21 de marzo de 1829, aumentó el pánico y el desconsuelo. Algunos se marcharon al campo, lugar donde se diseminó parte de la población, albergándose las familias en barracas que provisionalmente se construyeron, temerosos de ser sepultados entre las paredes de las casas. En aquella tarde-noche del domingo 3 de febrero de 1867, sesenta y dos terremotos se sintieron en las siguientes doce horas.

Pasado el pasmo de la primera horrible impresión, todos se ocuparon, ayudándose mutuamente, de formar provisionales chozas en las calles, plazas y paseos públicos donde pasaron toda la noche, construyendo después barracas más cómodas y seguras, como morada del vecindario, encontrándose expuestas a la intemperie, sufriendo todo el rigor de las noches de invierno, frías y húmedas.

Fueron muchos los edificios que se resintieron, amenazando ruina, entre ellos, y en peor estado, la iglesia y la casa consistorial, en los que el alcalde prohibió la entrada; pero, afortunadamente, no ocurrió hundimiento alguno, ni desgracia personal. También quedaron dañados la secretaría de sanidad, el faro y algunos otros, pese a ser muchos edificios nuevos, construidos en la reedificación tras el seísmo 1829, bajo los planos de José Agustín Larramendi. Desgracias personales no se sufrieron, excepto algunas pequeñas lesiones por la precipitada salida de las casas, como la fractura de un brazo y diversas contusiones. También murió una parturienta por los efectos del susto recibido. Al día siguiente, por amenazaban las casas consistoriales, el Ayuntamiento estableció al abrigo de una espaciosa tienda de campaña en medio de la plaza Mayor, constituyéndose en sesión permanente, dictando las disposiciones más urgentes que reclamaban las azarosas circunstancias por las que se estaba atravesando. La iglesia de Torrevieja nunca había inspirado seguridad desde que sufrió los seísmos de 1829, en los que cayó una torrecilla del templo matando al párroco José Peral y a sus padres, aunque había sido reconstruida parcialmente. En 1844 fue de nuevo reparada utilizándose los restos de la Torre Vieja, aunque no fue ensanchada como se pretendía. El templo quedó totalmente ruinoso; el Santo Oficio de la Misa se tuvo que celebrar en medio de la plaza Mayor, al aire libre, en donde se levantó un altar. Las escuelas se cerraron, aunque se hallaban establecidas en buenos locales, temían los padres mandar a sus hijos; y para que las clases no quedaran desatendidas, se ocupó la autoridad en proporcionar locales adecuados a las tristes circunstancias. La mayor parte de las Oficinas de las Salinas fueron establecidas en «cómodas barracas», porque los terremotos se dejaban sentir diariamente.

Los vecinos pasaban las noches en las barracas, y el día por las calles. El alumbrado seguía ardiendo toda la noche hasta la llegada de la luz del día, y numerosas rondas vigilaban las casas, que se habían quedado completamente abandonadas. La moralidad, honradez y buena fe de los habitantes se halló bien retratado en esos días de confusión y trastorno, pues a pesar de estar despobladas por completo las casas, no ocurrió el menor desmán que castigar; gracias a las disposiciones adoptadas por el alcalde, que con incansable celo continuó vigilando con su ronda particular la población. Desde las ocho y veinte de la noche del 3 de febrero, hasta las dos de la tarde del día 10 del mismo mes, fueron 125 los terremotos que se sucedieron en la población. El día 14 de febrero, cuando se creía que ya habían cesado los terremotos, a las diez de la mañana volvió a repetirse. Ese mismo día, a las 22.30 de la noche, también hubo otro terremoto, volviéndose a repetir a las 22.35; es decir, en cinco minutos se sucedieron dos.

A partir del día 3 de marzo no volvió a sentirse en Torrevieja ningún temblor, volviendo la tranquilidad a renacer en el vecindario, aunque el 25 de abril por la noche, cuando la mayor parte de los vecinos estaban durmiendo, tuvieron que salir a la calle precipitadamente con lo puesto, pues un nuevo movimiento de tierra, acompañado de un fuerte ruido, hizo que el sueño desapareciera; aunque fue más el ruido que el movimiento.

La gente seguía acampada en medio de las plazas y calles, en ligeras tiendas de campaña y chozas formadas de cañas y esteras. A últimos de abril, las viviendas provisionales todavía no habían desaparecido; al contrario, en vista de la frecuencia con se repetían los terremotos, muchas familias pensaron en construir barracas entro de los patios para poder descansar en ellas con más tranquilidad.

Fuente: https://www.diarioinformacion.com