ANTONIO GASCÓ, CRONISTA OFICIAL DE CASTELLÓ
El pasado sábado, en el Auditorio, la asociación Moros d’Alqueria ofreció a la ciudad de Castellón su concierto anual con la interpretación de una selección de marchas moras que constituyó todo un éxito. La audición corrió a cargo de la Banda Municipal dirigida por el maestro Francisco Signes y contó como solista con la mezzosoprano Ana Mª Ramos, del Coro Nacional de España, que interpretó de modo excepcional El amor brujo de Manuel de Falla. La versión aportó los poemas recitados de Gregorio Martínez Sierrra y tuvo un carácter semiescenificado, para dar a entender al público el argumento de esta trágica gitanería de misterio, amor y celos.
Pues bien, para montar el escenario con un atrezzo ad hoc, como se dice en términos teatrales, hacían falta entre otros cachivaches una mesa de madera y una silla de enea de las típicas de las tabernas de hace cien años. Los componentes del patronato de la Fundación Moros d’Alqueria (del que me honro en formar parte) hicieron tronar los móviles para solucionar la demanda requerida por Enrique Monerris. Desde el comprometido presidente Pepe Chillida, pasando por los activos Ernesto Tarragón, Sixto Barberá, Leandre Escamilla (desde San Petersburgo) y Toribio Delíbano, todos aportaron imágenes de mesas y sillas, a las que podían acceder, algunas de ellas hasta con pedigrí teatral (las fotos eran de Don Juan Tenorio de Zorrilla) siendo elegidas las que proporcionó Toribio Delíbano. Me admiró el alegre entusiasmo, la eficacia, el espíritu de colaboración, la camaradería… Eso es una sociedad. Así se ganan los éxitos.