Arxiu diari: 18 de juny de 2018

EL PINAR DE CASTELLÓ: CIUDADANÍA HACINADA Y GOLFISTAS A SUS ANCHAS

El emblemático parque de El Grau fue de uso comunal desde el siglo XIV hasta que el franquismo lo cerró al público y lo privatizó. La democracia sólo consiguió recuperar un 40 % de este espacio, que soporta cada fin de semana un exceso de visitantes. El resto sigue en manos de un Club de Golf.

Imagen de la parte de acceso público del parque del Pinar del Grau de Castelló. eldiariocv.es

Domingo de principios de junio, 16:00 horas. Un paseo junto al parque del Pinar de Castelló muestra un espacio abarrotado de gente. Mesas de picnic a rebosar, toldos repletos de globos que indican la celebración de un cumpleaños, columpios ocupados por niños de todas las edades, caminos entre los árboles salpicados de personas que transportan sillas plegables y padres que intentan controlar las bicicletas con ruedines de sus hijos pequeños.

Al principio del parque, destacan los paelleros, todavía humeantes con los últimos turnos de familias que usan esta solicitada instalación. Si se recorre la acera que discurre paralela a este pequeño bosque urbano, el caminante se encuentra con un cambio de paisaje. Sigue habiendo pinos, pero están rodeados de una alfombra verde y acompañados de alguna que otra palmera. Es un campo de golf.

Los dos espacios están separados por una valla. La parte de acceso libre -la de los paelleros y las familias de picnic- ocupa 13,5 hectáreas y alberga en esa tarde de domingo un número incontable de personas. El espacio del campo de golf mide 21,5 hectáreas y está siendo usada en ese mismo momento por menos de 20 deportistas.

“Exceso de visitantes” en la parte pública

El contraste entre las dos partes del parque es todavía más llamativo si se tienen en cuenta los datos del propio Ayuntamiento. El 8 de mayo, el Boletín Oficial de la Provincia publicó el plan de usos de este espacio. En este documento, el consistorio deja patente el “exceso de visitantes en fines de semana durante casi todo el año” en la parcela de acceso libre.

Esto provoca conflictos entre usuarios (“el uso de los paelleros es a menudo causa de problemas porque hay pocos lugares para la gran demanda”, explica). Y también una merma de los valores ecológicos porque “la presión humana se transmite hacia la flora y fauna”, de manera que “se encuentran a menudo árboles y arbustos a los que han arrancado ramas para quemarlas a los paelleros, ardillas muertas, etc.”.

Del señor feudal a Sorolla

El problema es que hay muchos visitantes y poco espacio. En cuanto al primer factor, no es algo nuevo. El Pinar del Grau es un lugar de acceso público y uso comunitario desde la Edad Media. En 1365, el señor feudal de Castelló, Enrique de Trastámara, vendió este espacio al Ayuntamiento porque necesitaba dinero para enfrentarse a su hermano, Pedro I el Cruel, en la lucha por el trono de Castilla.

Desde entonces, El Pinar ha sobrevivido como espacio de acceso libre. Incluso se salvó de las desamortizaciones del siglo XIX, que convirtieron tantos bosques comunales en propiedades privadas. Desde 1365, los castellonenses han usado este espacio para obtener leña y otros recursos y, sobre todo, para divertirse.

El “veraneo de los pobres”

Para entenderlo, basta con acercarse al libro Crónica de Castellón, del CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD DE CASTELLÓ, ANTONIO JOSÉ GASCÓ SIDRO. El autor describe cómo “el Pinar del Grau en la sociedad local agraria de los siglos XVIII y XIX fue ámbito de las excursiones playeras los domingos, al lomo del animal o en el soto del carro en tiempo de Pascua o en el estío, constituyendo el llamado ‘veraneo de los pobres’”.

Igual que ahora, este bosque fue usado por las clases populares. Y también por los intelectuales. GASCÓ describe cómo fue el escenario elegido por famosos pintores, incluido Joaquín Sorolla, al que se le organizó una comida homenaje en el Pinar.

En definitiva, la saturación de este espacio no es exclusiva de nuestros días. Lo que sí es una novedad histórica es que el Pinar de uso público haya sufrido una restricción de espacio. Es decir, que más de la mitad del parque esté hoy en día privatizado y ocupado por un Club de Golf.

La explicación está en el franquismo. Según podemos leer en la Crónica de Castellón, el uso comunitario de este bosque, que sobrevivió a los avatares del final de la Edad Media, la Edad Moderna y la Edad Contemporánea, tuvo un brusco final en la década de los 50 del siglo XX.

Un hombre bien relacionado

Fue entonces cuando apareció en escena el empresario Ángel Pérez de Leza. Era un hombre “muy vinculado a las grandes instituciones del poder y en concreto al ministerio de Información y Turismo”, explica Gascó. Impulsó la creación de la marca “Costa de Azahar”, con la que Castelló debía entrar en el desarrollismo turístico de la época.

El alcalde del momento, José Ferrer, consintió en la “cesión del pinar del Grau a empresas particulares, para ser convertido en un campo de golf”, explica la Crónica de Castellón. Otra parte del hasta entonces bosque acabó convertido en villas unifamiliares de lujo gracias a la expropiación de terrenos, una parte de los cuales fueron adjudicados en subasta a Pérez de Leza.

Una consecuencia de esta operación es que “se ven los primeros bikinis en la playa de Castellón”, cuenta la Crónica. A cambio, las clases populares pierden el acceso al Pinar después de casi seis siglos de uso comunitario. “Estaba todo cerrado y privatizado. Reservado a gente muy rica, que era la que entonces jugaba al golf”, recuerda Toni Porcar, concejal del Bloc en el Ayuntamiento entre finales de los 70 y principios de los 80.

Fuente: https://www.eldiario.es