Arxiu diari: 9 de juliol de 2017

EL ROCÍO

FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA

Se habla de rocío en general cuando se trata de condensación sobre una superficie, usualmente sobre la cubierta vegetal del suelo, haciendo que los aromas de volaticen con mayor intensidad. Torrevieja, llegado el mes de junio, resplandece con los aromas del Rocío: tomillo y jara. Mientras, el forastero observa, atónito, necesitando una mente predispuesta a disfrutar, ya que hay que saber oír el sonido apagado del tamboril y la flauta rociera, para acompañar a la virgen en el paseo que bordea el mar y las salinas.

¿Desde cuándo esta celebración en Torrevieja? En 1988, encaminados por la Hermandad de Sevilla-El Salvador, cuyo coro rociero actuó en Torrevieja en un par de ocasiones, acude un grupo de torrevejenses, cuyo número ha ido en aumento conforme han pasado los años a la aldea del Rocío. El lunes de pentecostés, la virgen del Rocío, la reina de las marismas, sale a la calle a saludar a todos los romeros y a todas las hermandades… Y Torrevieja también está allí.

Pero no fue hasta el año 1992 cuando se celebraron por vez primera las fiestas del Rocío en las urbanizaciones Rocío del Mar y Cala Dorada, creándose para su organización una comisión. En 1993, se volvieron a celebrar, con la colaboración numerosos establecimientos y empresas. El 13 de junio se celebró una romería hasta la urbanización Rocío del Mar, con salida desde la plaza de las Islas Canarias y con la participación de la Peña del Caballo y los grupos rocieros de Torrevieja. Se celebró una misa de campaña con la bendición de la imagen de la Virgen del Rocío y la actuación de los coros rocieros. Intervino como solista el tenor Cavallieri, realizándose luego una procesión por las calles de la urbanización. Hubo moraga -sardinada- junto al restaurante Nautilus y exhibición de doma y alta escuela a cargo de jinetes de la Peña del Caballo. En 1995, también hubo romería en Rocío del Mar, jornada pasada por agua, ya entre chaparrón y parada de llover, se dio paso a la actuación del grupo musical El Desguace. Al día siguiente, domingo, toda la jornada fue resplandeciente.

En el año 1996, colaboró la Concejalía de Festejos y se fundó la Agrupación Virgen del Rocío, presidida por José Martínez Camallonga. El itinerario cambió respecto a los años anteriores. Para el inicio la concentración de carretas, romeros y caballistas fue en el paseo de Juan Aparicio, junto al monumento del Hombre del Mar, participando carretas de la Agrupación Virgen del Rocío, Peña Canelita en Rama, Los Romeros Salaos y Joselito Payá. Se fue costeando hasta llegar al monumento a la Inmaculada, junto a la playa del Cura, depositándose allí un ramito de flores de cada carreta. Al llegar al paseo del Baluarte, se hizo otra ‘paraíta’ para tomar un rebujillo y reponer fuerzas. Llegados a la ermita de la Virgen del Carmen, cercana a la playa de Los Locos, se celebró una misa rociera y a continuación se hizo un brindis de hermandad entre todos los romeros, participantes y caballistas, eligiendo la carreta mejor adornada.

En 1998, un cartel con imagen de la virgen del Rocío fue colocado en numerosos establecimientos de la ciudad, anunciando la celebración de la romería. Seis carretas tomaron parte, viéndose ampliada por primera vez en un día más, por lo que los participantes hicieron noche en una acampada entre la avenida Baleares y la calle Mallorca. Los actos comenzaron el sábado 6 de junio, a las tres y media de la tarde, con la concentración de romeros y jinetes a caballo y carretas junto al monumento al Hombre del Mar, partiendo para llegar sobre las ocho al lugar de acampada. El domingo, a las doce de la mañana, tuvo lugar la misa rociera y a las nueve de la noche se inició el camino de vuelta. La edición fue más exitosa y acudieron más personas por la ampliación en un día y la noche de acampada.

En 1999, la concentración de romeros, carretas, carruajes y caballistas fue en la plaza de Oriente. En la residencia de la tercera edad Mar Bella se hizo otra parada para entregar ramitos de romero a los ancianos residentes. Sobre las dos de la tarde, se llegó al lugar de la acampada, en la plaza de las Baleares, quedando la imagen del Rocío en un lugar apropiado para que pudiese ser visitada por cuantas personas lo deseasen. Se celebraron carreras de cintas para los caballistas, entregándose medallas para todos los participantes. Ya por la noche, se hizo un breve culto mariano, terminando con la salve rociera, haciendo vela a la Virgen toda la noche. Al día siguiente, todos se despertaron al son de un tamborilero, y después se tomó chocolate con churros en la carreta de la Asociación Virgen del Rocío. Por la tarde del domingo, a las seis, se inició el traslado de Rocío, llevada por costaleros, a la ermita de la Virgen del Carmen. Seis carretas participaron ese año, sumándose las de Embrujo Andaluz y Los Rocieros del Ajolín.

De esta forma y con algunas variantes continúa celebrándose el paseo de la virgen del Rocío por las calles de Torrevieja. Al margen de lo atractivo que todo ello tiene, ya sea a caballo o a pie, la gente que camina a su lado se le incrusta, como el polvo del camino, esa mezcla sublime de fervor, en forma de luces, sonidos y aromas; hasta transformarse en oración.

Éste es el rocío que se vive cada año con se imagen, que vemos ataviada de blanco y telas bordadas cuando llega Pentecostés, cincuenta días después de la Semana Santa, y en fecha variable al depender de ella, que viene a coincidir con las últimas semanas de mayo o primera de junio, reuniéndose grandes y chicos, en torno a la devoción mariana de la virgen del Rocío. Con el olor a tomillo y jara, ya notamos en el rostro la brisa de la primavera, haciéndonos pensar con cierta ansiedad la fecha de la celebración.

Fuente: http://www.laverdad.es