Sr. Obispo de la Diócesis, Sr. Alcalde de la ciudad, Sr. Presidente de la Diputación, autoridades, rueda clavarial, prior de la M.I. Cofradía de la Sangre, señoras y señores.
EL CRONISTA DE LA CIUDAD DE CASTELLÓ ANTONIO GASCÓ tenía que haber estado aquí para abrir este acto, pero obligaciones contraídas de antemano le impiden hacer acto de presencia en esta capilla objeto de su devoción y sus muchos trabajos. No obstante, ha querido que quien les habla tenga la satisfacción de sustituirle, confianza que agradezco de todo corazón.
Sin duda, la mejor y más admirada pieza de la imaginería barroca que se conserva en la ciudad de Castellón es el cristo yacente de la iglesia de la purísima sangre, también conocido localmente por Santo Sepulcro. Tal fue la devoción que generó esta talla de autor anónimo que, desde el primer momento, el fervor local la acogió como un talismán protector y compartió con la Mare de Déu del Lledó, el patronazgo contra las adversidades. El prestigio y la fascinación de la imagen fue tal, que suplantó a todas las demás de devoción popular en la cofradía de la Sangre, al extremo que ésta se conoció en muchos momentos de su historia como Cofradía del Santo Sepulcro. Así aparece citada en el programa de una procesión de la Magdalena de 1865 y en otro de 1934.
Regularmente, estas esculturas sacras, realizadas para la Semana Santa española, han calado muy hondo en el sentir popular, y son numerosos los ejemplos que podríamos poner al respecto: La Macarena, las Angustias, el Gran poder, el Cachorro, La Oración en el huerto, El Cristo de la Buena muerte… Del mismo acentuado celo de la veneración pública, participa este Santo Sepulcro.
Quizá ayude a crear ese fervor su legendario origen, ya que según la tradición pública (acreditada documentalmente desde 1625) fue realizada y traída a su actual emplazamiento, en forma misteriosa, por tres peregrinos que la fervorosa piedad popular del momento consideró como ángeles.
La realidad es que es una obra que une al misterio de su origen, la inigualable calidad de su talla, que lleva a fieles y entusiastas del arte, a calificarla con una adjetivación de particular aura.
Esta pieza apreciada, con orgullo, por todos los castellonenses, revive en toda su grandeza, realismo y humanidad espiritualizada, merced a la cuidadosa y experta restauración que ha llevado a cabo el IVACOR.
La Cofradía de la Purísima sangre de Jesús quiere agradecer a este grupo de especializados restauradores, la dedicación que han llevado a cabo; el esmero y la técnica para devolver a la imagen del Santo Sepulcro, toda su calidad escultórica, tanto en la talla como en la policromía. Paralelamente, el agradecimiento se hace extensivo a la Diputación Provincial que es la entidad que ha auspiciado el que la imagen del Cristo Yacente recupere su originario nivel artístico.